Durante la misa estacional del Milagro, el obispo de Cafayate advirtió sobre los problemas que atraviesa la sociedad: adicciones, corrupción en las estructuras de gestión y la falta de oportunidades laborales.En el inicio del Triduo del Milagro, monseñor Darío Rubén Quintana, obispo de la Prelatura de Cafayate, presidió la misa estacional Solemnidad de la Bienaventurada Virgen del Milagro y en su homilía incluyó una fuerte reflexión sobre la realidad social y política que afecta a la provincia y al país.
“Estamos atravesados por grandes tristezas: el drama de la guerra en el mundo, el aumento del narcotráfico y el flagelo de las adicciones en nuestros ambientes, la sensación de que la corrupción se va escabullendo en nuestras estructuras cotidianas de gestión y organización”, expresó.
Quintana también señaló la falta de posibilidades de acceso a trabajos dignos, sumado a las deficiencias en educación y salud, como amenazas que golpean a la sociedad.
En medio de estas realidades, el obispo llamó a mirar a la Virgen del Milagro como modelo de fortaleza y esperanza: “Ella atiende a la palabra de Dios, escucha y es capaz de esperar en sus promesas”, subrayó.