Arriesgó su vida para salvar a una familia de una intoxicación por monóxido de carbono

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Pablo Barriento, comisario inspector y jefe de la Dependencia de la Comisaría Tercera de Salta, visitó recientemente el programa de radio «En Llamas, La Realidad Candente» y compartió un heroico relato sobre cómo salvó a una familia de una intoxicación por monóxido de carbono.

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«Estaba por salir para mi trabajo cuando mi esposa me alertó de que una vecina se estaba ahogando con gas, y no lo dudé», explicó Barriento. Gracias a su entrenamiento en primeros auxilios, el comisario pudo intervenir rápidamente y evitar una tragedia.

Al llegar al domicilio, Barriento encontró la puerta entreabierta. «Ingresé y la primera que encontré desvanecida fue una niña de 19 años, a quien conozco desde pequeña», relató. «La levanté y la saqué de la casa, luego volví por la madre. Comencé a practicarles RCP y nunca olvidaré que mi hija de 20 años estaba a mi lado, pidiendo que no se murieran. Yo también pedía que respiraran, y gracias a Dios y a la Virgen, la niña logró respirar un poco».

Con la ayuda de un vecino, Barriento colocó a la joven de costado y le dio golpes suaves en la espalda para estimular su respiración. Después de asegurarse de que ambas mujeres respondieran, unos vecinos llegaron con dos vehículos y trasladaron a las afectadas al centro de salud más cercano.

Aún consciente del peligro, Barriento instruyó a los vecinos para que se alejaran de la casa, temiendo que el gas pudiera provocar una explosión. Luego, volvió a entrar para cerrar la llave de gas y de luz, y encontró a una tercera persona, la abuela de la joven, inconsciente en el suelo del comedor. A pesar de estar debilitado por la exposición al monóxido, Barriento intentó sacarla. «Ya no tenía mucha fuerza», comentó, pero la llegada de sus compañeros permitió que la abuela también fuera evacuada y trasladada a un hospital en estado crítico.

Por recomendación de un enfermero, Barriento también se dirigió al centro de salud, donde los médicos descubrieron que había inhalado una gran cantidad de gas. «Cuando llegué, me dijeron que tenía pocas pulsaciones y me internaron en el IMAC por dos días. Nunca olvidaré lo que me dijo el médico: ‘Chango, tuviste suerte. Ingeriste 2.8 de gas y, si llegaba a 3, habrías estado en terapia intensiva y tu vida habría corrido peligro'».

La valentía y rápida acción de Pablo Barriento no solo salvaron vidas, sino que también evitaron una potencial tragedia mayor, demostrando el valor de estar siempre preparado y dispuesto a ayudar en momentos críticos.

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