El ídolo cuervo falleció a los 64 años en Santa Cruz de la Sierra, donde fue velado acompañado por camisetas de Central, River y la Selección Argentina. Su legado como jugador y DT marcó a varias generaciones.
Central Norte está de luto. Pedro Rioja, una de las figuras más queridas y emblemáticas de la historia del club, falleció este jueves al mediodía a los 64 años en una clínica de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde residía desde hacía varios años. El exjugador y director técnico sufrió un accidente cerebrovascular, según informaron medios locales, además de arrastrar problemas cardíacos que en 2018 lo habían llevado a una cirugía.
El “Gran Pedro”, como lo conocían en el barrio Norte, dejó una marca imborrable en el fútbol salteño. Comenzó su historia con Central Norte a fines de los años 70 y principios de los 80, y tras una extensa carrera en Bolivia como jugador —donde brilló en clubes como Guabirá, San José e Independiente Petrolero—, regresó a Salta para ponerse el buzo de DT del cuervo.
Tuvo tres ciclos como entrenador del club. El primero fue breve, en 2007, en el Argentino B. Pero su gran momento llegó en 2009, cuando lideró al equipo hacia un ascenso histórico al Torneo Federal A, tras vencer a Guaraní Antonio Franco en Posadas. Esa campaña, celebrada con una visita a las Cataratas del Iguazú, quedó grabada para siempre en el corazón de los hinchas. Volvió una vez más en 2016, y llevó nuevamente al equipo a una final por el ascenso, aunque esta vez el sueño no se concretó.
Además de Central Norte, dirigió a Gimnasia y Tiro y a Camioneros Argentinos del Norte, siempre dejando buenos recuerdos. También tuvo una importante trayectoria como ayudante de campo en la selección boliviana entre 1999 y 2005, acompañando a Ovidio Mesa. Como jugador, uno de sus logros más destacados fue disputar la Copa Libertadores con San José de Oruro en 1991 y 1992.
Aunque vivía en Bolivia, nunca se desconectó de su Salta natal ni de Central Norte. Seguía de cerca las campañas del club y celebró con emoción el reciente ascenso a la Primera Nacional. El pueblo cuervo lo lloró con mensajes cargados de afecto y respeto en redes sociales.
El velatorio se realizó en Santa Cruz de la Sierra, donde familiares, amigos, hinchas e incluso salteños residentes en Bolivia se acercaron a despedirlo. En su féretro descansaban las camisetas que marcaron su vida: la de Central Norte, la de la Selección Argentina y la de River Plate, los colores que llevó en el corazón.Pedro Rioja no fue solo un gran futbolista y entrenador, fue un símbolo de lucha, pasión y amor por la camiseta. Su legado vivirá por siempre en la memoria del fútbol salteño y, especialmente, en el alma azabache.