La crisis económica que atraviesa el país golpea con fuerza en Salta, donde el desmantelamiento de las redes de contención social pone a cientos de familias vulnerables en una situación desesperante. Los comedores y merenderos han comenzado a cerrar sus puertas ante la falta de recursos y el abandono estatal. Darío Limachi, coordinador de Libres del Sur Territorial, alertó sobre el estado crítico de estos espacios comunitarios: “Actualmente, la mayoría de los comedores que conocíamos ya no funcionan con regularidad, muchos cerraron definitivamente por falta de recursos y apoyo estatal”. La eliminación de programas nacionales que distribuían alimentos secos y frescos, sumado a la suspensión de suministros básicos, dejó a estas organizaciones al borde del colapso.
La consecuencia inmediata de este desmantelamiento es clara: las personas que dependían de estos espacios para acceder a un plato de comida diario hoy se encuentran desamparadas. “Son personas que no cuentan con recursos y que en muchos casos ponen el pecho para sostener estos espacios, pero también están atravesando dificultades personales”, señaló Limachi, quien conoce de cerca la realidad de los barrios más golpeados.
La situación se agrava con la pérdida de poder adquisitivo y la creciente dificultad para acceder a alimentos básicos. “Hoy la carne es un lujo, se reserva solo para ocasiones especiales, y hasta el pollo se ha vuelto inaccesible para muchos. La bronca crece porque el discurso oficial habla de estabilidad, pero esa estabilidad solo llega a los que pueden gastar afuera, mientras que el trabajo en el interior del país falta cada vez más”, advirtió el dirigente.