Sonia Escudero advirtió que la reapertura de la causa por el crimen de las turistas francesas solo será útil si se revisan las irregularidades de la instrucción original, se juzga a quienes entorpecieron la investigación y se identifica a los verdaderos culpables. Además, alertó que la causa podría prescribir si no se actúa con rapidez.
Tras la solicitud de la Procuración General de la Provincia para reabrir la investigación por el asesinato de las turistas francesas Cassandre Bouvier y Houria Moumni, ocurrido en 2011, la exsenadora Sonia Escudero advirtió que la medida solo será efectiva si se revisan los errores cometidos en la instrucción original y se investiga a los responsables de los desvíos en la causa.
Escudero comparó el caso con el Campo Algodonero, un crimen en México que también estuvo plagado de irregularidades y que llevó a una condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado mexicano por manipulación de pruebas y fabricación de culpables.
Riesgo de prescripción y urgencia en la investigación
Si bien una reapertura de la causa podría traer nuevas pruebas y posibles imputaciones, el tiempo juega en contra. Según Escudero, la causa está al borde de la prescripción, que se produciría a los 15 años del crimen. Por eso, la investigación debería avanzar con rapidez y eficiencia para evitar que los responsables queden impunes.
“No sé si hay muchas esperanzas en lo que se pueda hacer en Salta, pero quiero ser optimista. Lo fundamental es que no solo se encuentre a los verdaderos responsables del crimen, sino también a aquellos que participaron en el desvío de la investigación”, concluyó Escudero.
Falencias y pruebas ignoradas
Las inconsistencias en la investigación del doble femicidio llevaron a un desenlace incompleto, con una sola condena y múltiples elementos que nunca fueron esclarecidos. La reconstrucción de los hechos estuvo marcada por pruebas desaparecidas, ADN sin identificar y el rápido cierre del caso sin investigar pistas clave. Escudero exige que la reapertura del expediente sirva no solo para identificar a los verdaderos responsables del crimen, sino también a quienes manipularon pruebas y desviaron la investigación, generando años de impunidad.
Cassandre Bouvier y Houria Moumni fueron vistas por última vez el 15 de julio de 2011. Sus cuerpos fueron hallados el 29 de julio de 2011 en la Quebrada de San Lorenzo, en un buen estado de conservación lo que generó dudas sobre la verdadera fecha de su muerte y llevó a peritajes contradictorios entre Salta y Francia.
En declaraciones a Cadena 365, la exsenadora fue contundente: “Si se reabre la investigación para decir ‘el que sepa algo que venga’, eso no sirve para nada”, y remarcó que lo fundamental es indagar sobre los responsables del desvío de la causa y la fabricación de pruebas falsas.
Irregularidades en la investigación
Desde un primer momento, el proceso estuvo plagado de fallas. Escudero recordó que la investigación cometió errores fundamentales, como bajar los cuerpos en la noche sin procesar la escena del crimen a plena luz del día, lo que llevó a la pérdida de información clave. “Esa información se perdió para siempre por la orden que dio el juez de Instrucción, Martín Pérez, que estaba acompañado por el secretario de Seguridad de la Provincia, Aldo Saravia, de bajar los cuerpos en el medio de la noche”, sostuvo.
Además, resaltó que la determinación de la data de muerte fue incorrecta, ya que tanto la autopsia realizada en Salta como la pericia en Francia coincidieron en que los cuerpos solo tenían 48 horas de fallecidos al momento de ser hallados, lo que sugiere que las víctimas estuvieron secuestradas o que sus cuerpos fueron conservados artificialmente.
Uno de los puntos más cuestionados fue la manipulación de pruebas biológicas. Escudero mencionó que se tomaron muestras genéticas de las víctimas, pero que varias de ellas desaparecieron misteriosamente, y las pericias identificaron ADN de al menos dos hombres y una mujer que nunca fueron investigados. “No hubo intención de encontrar la verdad, había el apuro de encontrar tres culpables, de armar una historia que no cierra porque la historia que se cuenta de cómo había sido todo no coincide ni con el escenario, ni con lo que después se descubrió, ni con el nivel de daño que tienen los cuerpos de las chicas”, afirmó.
Escudero relató que Santos Clemente Vera, quien fue imputado y condenado por el femicidio, pero finalmente sobreseído en diciembre del año pasado, intentó defenderse con pruebas genéticas que nunca pudo presentar en tiempo y forma. Según reveló la exsenadora, ‘Vera me contó personalmente que el juez (Martín Perez) le dijo que no iba a poder costear un perito genetista y que debía asumir la responsabilidad. A pesar de ello, consiguió los recursos y designó un especialista, quien viajó a Salta para analizar las muestras, pero le informaron que ya no estaban, que habían desaparecido o sido descartadas. Finalmente, tuvo que esperar que el perito francés enviara las muestras con las que había trabajado, pero antes de que pudiera presentar las pericias, el juez ya lo había procesado’.
Para Escudero, este episodio demuestra ‘groseras violaciones a los derechos de Vera, quien enfrentó un proceso con pruebas manipuladas y graves irregularidades’.”
Pruebas ignoradas y la posibilidad de nuevas tecnologías
Otro elemento clave que nunca se investigó fue un mensaje de texto recibido por Houria en la confitería El Duende, poco antes de su desaparición. El juez de instrucción nunca ordenó rastrear a quién pertenecía la línea telefónica desde donde se envió el mensaje, a pesar de que un perito indicó que solo bastaba con un oficio a la Secretaría de Inteligencia para obtener esa información.
En paralelo, Francia sigue con su propia investigación y se espera que puedan aplicar tecnología que permitiría reconstruir el rostro de los posibles asesinos a partir de las muestras de ADN recolectadas. “Esa tecnología ya se usa en Reino Unido y Estados Unidos, pero no en Argentina, no sé si en Francia ya se estará utilizando”, mencionó Escudero.